Hace tiempo que no disfrutaba de un fin de semana en casa, al calor de la caldera de gas, (calor de hogar hace años), sin prisas, sin agobios, sin nada en qué pensar, relajada, haciendo cosas por hacer algo, por capricho.
He tenido tiempo para ver películas,( que por cierto y para variar, algunas eran entretenidas), para leer, para cocinar cosas nuevas, para dormitar, para relajarme, para aburrirme, para dejar la mente en blanco, ..... ¡ y qué bien se está así!. Ayudó mucho el teléfono ¡ no sonó!, y que me prohibieran usar el ordenador ( lo tenían confiscado, ¡ estos exámenes!).
Y todo porque el tiempo había anunciado lluvias para el domingo.
Había que quedarse en casa forzosamente, pero en vez de desanimarme lo tomé positivamente y decidí sacar partido al fin de semana de otra manera.
Sé que la ciudad estaba animada, estamos en Carnaval. Seguro que la Peña Castellana cantó sus chirigotas el domingo en la escalinata de la puerta del Sarmental, pero así como otros años me ha gustado bajar a verles (suelen estar geniales con sus ocurrencias) este año la pereza me tenía dominada. Bendita pereza cuando surge de vez en cuando.
Pero, por aquello del tiempo libre, la mente da muchas vueltas a todo. Desee que el próximo domingo hiciera buen tiempo, y salir al monte, que la Semana Santa sea diferente y no nos agüe el "acueducto" para poder visitar algún lugar de España. (no recuerdo ningún año con buen tiempo, caiga en las fechas que caiga) . Pude hojear algún libro de viajes y localizar destinos para futuras salidas.
Y llegó el lunes y otra vez la rutina del trabajo y del día a día y nuevamente vuelvo a soñar que llegue el domingo para poder salir de la ciudad, huir de los agobios, de las prisas, de los horarios y caminar y cansarme y respirar oxígeno y llenarme de barro y perderme y.................... y sobre todo, disfrutar de grata compañía.
Un fuerte abrazo para N. y F. que acaban de pasar por un mal trance. Espero que nos veamos el domingo. La vida sigue.
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