Con estos horarios de trabajo (y de descanso) y además que una vive en familia, hogar que atender y abuelos que visitar, el tiempo que tengo de pasarme por internet se ha visto muy pero que muy reducido. Por ese motivo no tengo tiempo para entrar en la "casa" de mis amigos, y menos dedicarme a poner comentarios. Espero que algún día cambien las circunstancias que me rodean.
Por todo ello, con una semana de retraso escribo esta entrada.
Por todo ello, con una semana de retraso escribo esta entrada.
Fin de semana pasado. ¡ Libro el sábado y el domingo no entro hasta las 8 de la tarde !.¡ Bien !. ¡¡¡ Hay que salir !!!. Miro el tiempo.... nubes y sol por Tobalina...Decidido: El Humión.
El sábado estuve durmiendo hasta las dos, me levanté justo para comer y volví a la cama para echarme una siesta ¡¡¡ de 3 horas !!!. ¿ Qué pasó?. Pues que la noche del domingo no pegué ojo hasta el amanecer y como nadie me despertó.....me levanté tarde. Total que cuando quisimos llegar a Orbañanos ya eran las 11 y media; tarde, demasiado tarde para comenzar a andar.
La cumbre despejada del Humión y del Flor, aunque el cielo estaba nublado.
Despacito y con buena letra me tomé este sendero que resulta duro porque tienes por delante una larga subida con pocos tramos de "descanso". De vez en cuando paraba para contemplar el paisaje y las vistas que son espectaculares, y con la disculpa poder mitigar el resuello que a veces era asfixiante.
Yo calculo que, teniendo en cuenta que llevábamos andando dos horas, es posible que estuviéramos a mitad de la ascensión, no lo sé, (si alguno habéis subido ya me diréis cuanto se tarda); el caso es que, al llegar a un claro del bosque lo único que se veía era la nube que bajaba y nos envolvía. J. , que como siempre va el primero, esperó para ver qué hacíamos porque no se veía a más de dos metros. La decisión fue unánime: vuelta atrás y otra vez será.
Las fotos había dedicido hacerlas por la tarde y me encontré con que ya no había manera de realizarlas. C., dío con sus huesos en el suelo un par de veces al pisar las piedras húmedas y resbaladizas y mi querido Paul había adquirido una tonalidad color marrón negruzco y estaba tan mojado como si se hubiera metido en el río.
Comimos cerca del pueblo, frente al pinar y al levantarme sentí una sensación "extraña" en mis gemelos y en mis cuadriceps que me ha durado unos tres días. Consecuencia de la falta de entrenamiento.
Nos quedó mucha tarde libre, por lo que paramos en Frías y en Tobera donde Paul disfrutó del frescor del agua, una vez consciente, se tiró él, pero otra.... iba tan pegado a la orilla del camino que resbaló y menos mal que fue a parar a una balsa del río de lo contrario igual se hubiera podido romper alguna pata. ¡ ja ! pero no podía salir por la altura que había, tuvimos que "rescatarlo". C. (muy lanzada ella) no se lo pensó dos veces, se descalzó, se remangó los pantalones y ¡¡ al agua patos !! a rescatar a Paul que nos miraba con esa cara de pena que ponen los cocker cuando algo les interesa; parecía una salchicha con pelos.