Con un espléndido día por delante, el problema era buscar una ruta que transcurriera por lugares dónde predominara la frescura; elegimos la Hoya de Huidobro.
Dejamos el coche en Villaescusa de Butrón y retrocedemos por la carretera unos 50 metros tomando un camino bien marcado a la derecha. Luego, en el primer cruce de caminos, el de la izquierda, dónde observaremos dos preciosos ejemplares de hayas tal vez centenarias.
Podremos ver alguna marca en los árboles. (flechas).
Aunque el camino es sencillo hay trozos en los que parece que desaparece, pero todo es cuestión de mirar a lo lejos y lo divisaremos fácilmente.
A lo largo de todo el trayecto, poblado de hayas, encontraremos algún ejemplar realmente majestuoso.
Atravesaremos una alambrada de espino y llegaremos a la carretera que lleva a Huidobro. Caminaremos por ella hasta llegar al pueblo.
Bajamos hasta el barranco de la Tejera, cruzamos los dos arroyos y ahí decidimos explorar un poco el desfiladero. En él comimos bajo la sombra de una frondosa haya.
Retomamos el camino para ver si llegábamos a alguna parte, pero desistimos continúar, al ver la hora que era y había que regresar.
Desandamos lo andado y seguimos las explicaciones que nos habían dado y que está claro que estaban mal o que nosotros las habíamos entendido, está claro que mal, al llegar a una pared de piedra tomamos el camino de la izquierda. ( a partir de este momento mejor no hacer caso a lo que cuento, sólo espero que alguien me diga dónde estaba el error para que nadie más lo cometa)
Nos adentramos en un bosque de roble. Desapareció, buscamos otro, desandamos un trozo, luego otro, luego seguimos ¡¡ yo qué sé !!, así es que al final terminamos metiéndonos como las cabras, atravesando alambradas, tomando sendas de animales, perdiéndolas, cogiendo otras, llegando hasta un cortado, desandando. Total que nos pasamos en el robledal más de dos horas, con un sol de justicia que allí dentro nos abrasaba; perdidos no estábamos pues la hoya la "intuíamos" a la derecha.
Por fin un claro del bosque, unas rodadas y al final de ellas Villaescusa pero por el lado contrario al que habíamos salido.
Una pareja de perros nos acompañó todo el camino desde Huidobro, ¿que pensarían?. Pues que cuatro chalados haciendo el cabra un día como hoy es un buen entretenimiento.
Yo toda chula, hoy por el calor, con pantalón corto ¡¡¡y metiéndome por la maleza!!!. Así he acabado: con las piernas arañadas, hortigadas desde la rodilla abajo y lo mejor de todo (¡¡¡yo me parto!!! ¡¡¡lo que nunca!!!) cuatro estupendas GARRAPATAS. ¡ qué gracia !, porque me he enterado que llevaba dos cuando me he bañado, luego, no quedaba más remedio que me hicieran una exploración a fondo por si hubiera más en lugares ocultos para mis ojos. (digamos que la espalda) y han aparecido otras dos ¡ qué simpáticas! yo convertida en huésped de un animalito.
Dejamos el coche en Villaescusa de Butrón y retrocedemos por la carretera unos 50 metros tomando un camino bien marcado a la derecha. Luego, en el primer cruce de caminos, el de la izquierda, dónde observaremos dos preciosos ejemplares de hayas tal vez centenarias.
Podremos ver alguna marca en los árboles. (flechas).
Aunque el camino es sencillo hay trozos en los que parece que desaparece, pero todo es cuestión de mirar a lo lejos y lo divisaremos fácilmente.
A lo largo de todo el trayecto, poblado de hayas, encontraremos algún ejemplar realmente majestuoso.
Atravesaremos una alambrada de espino y llegaremos a la carretera que lleva a Huidobro. Caminaremos por ella hasta llegar al pueblo.
Bajamos hasta el barranco de la Tejera, cruzamos los dos arroyos y ahí decidimos explorar un poco el desfiladero. En él comimos bajo la sombra de una frondosa haya.
Retomamos el camino para ver si llegábamos a alguna parte, pero desistimos continúar, al ver la hora que era y había que regresar.
Desandamos lo andado y seguimos las explicaciones que nos habían dado y que está claro que estaban mal o que nosotros las habíamos entendido, está claro que mal, al llegar a una pared de piedra tomamos el camino de la izquierda. ( a partir de este momento mejor no hacer caso a lo que cuento, sólo espero que alguien me diga dónde estaba el error para que nadie más lo cometa)
Nos adentramos en un bosque de roble. Desapareció, buscamos otro, desandamos un trozo, luego otro, luego seguimos ¡¡ yo qué sé !!, así es que al final terminamos metiéndonos como las cabras, atravesando alambradas, tomando sendas de animales, perdiéndolas, cogiendo otras, llegando hasta un cortado, desandando. Total que nos pasamos en el robledal más de dos horas, con un sol de justicia que allí dentro nos abrasaba; perdidos no estábamos pues la hoya la "intuíamos" a la derecha.
Por fin un claro del bosque, unas rodadas y al final de ellas Villaescusa pero por el lado contrario al que habíamos salido.
Una pareja de perros nos acompañó todo el camino desde Huidobro, ¿que pensarían?. Pues que cuatro chalados haciendo el cabra un día como hoy es un buen entretenimiento.
Yo toda chula, hoy por el calor, con pantalón corto ¡¡¡y metiéndome por la maleza!!!. Así he acabado: con las piernas arañadas, hortigadas desde la rodilla abajo y lo mejor de todo (¡¡¡yo me parto!!! ¡¡¡lo que nunca!!!) cuatro estupendas GARRAPATAS. ¡ qué gracia !, porque me he enterado que llevaba dos cuando me he bañado, luego, no quedaba más remedio que me hicieran una exploración a fondo por si hubiera más en lugares ocultos para mis ojos. (digamos que la espalda) y han aparecido otras dos ¡ qué simpáticas! yo convertida en huésped de un animalito.
4 comentarios:
Lo siento pero estoy partida de risa imaginándote cuando has visto a tus dos compañeras de baño.
La próxima vez que vayas de excursión te veo enfundada en un traje de buzo, jajajaja.
Me ha gustado tu relato, y no por las garrapatas... que conste.
Un abrazo, amiga.
Esta época es peligrosa para las garrapatas. Con la hierba alta y húmedad proliferan mas, lo sé por experiencia. ¿contaste cuantas patitas tenían?
Javi. Osea que esta época es peligrosa PARA las garrapatas? poco daños les he hecho yo para que la paguen conmigo.jaja
...la Naturaleza tiene esas cosas, que, en ocasiones "obsequia" con presentes desalentadores...
Digamos que tuviste suerte descubriendo a las intrusas antes de que "tomaran posesión" de alguna zona corporal.
Cordiales saludos.
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