Un nuevo acueducto en la vida de algunos afortunados.
Pero a mí me sirve para sacar de la carpeta rutas que tengo pendientes para cuándo estamos sólos; porque, claro, hay muchos que las tienen hechas porque han tenido una vida de más "libertad" de lo que hemos tenido otros.
Y hoy, mirando primero el pronóstico de tiempo, he elegido la Peña el Vaso.
Entramos en Quintanar de la Sierra y nos fijamos en la indicación "necrópolis". Seguimos esa dirección. Llegaremos a un panel informativo y dejamos el coche.
Nos acercamos a ver la necrópolis de Cuyacabras. Volvemos al aparcamiento cogemos la mochila y seguimos el camino que indica a Regumiel.
Una parada para ver el eremitorio Cueva San Andrés. Por cierto, señalizado al principio, pero luego, nada más bajar la cuesta, hay que estar pendientes a un hito y ahí mismo, a nuestro izquierda unas rocas, bajamos y la vemos; porque puede pasar que andes andes y andes y tengas que volverte.
Retomamos el camino. A nuestra izquierda un cortafuegos por el que nos adentraremos.
De vez en cuando veremos señales, pero ¡ cuidado !, hay que fijarse bien. Pasaremos el primer claro desde dónde se ve Quintanar, nos adentraremos en el bosque por una senda y en el segundo claro, más pequeño que el anterior, nos tenemos que olvidar de las señales en los pinos y mirar bien el suelo dónde han puesto una flecha con piedras indicando la dirección a tomar para llegar a buen puerto.
Recorreremos el pinar sin mayor complicación, pues está muy bien señalizado.
Ayer a esa altitud soportamos frío, viento y la nieve comenzó a caer a la hora de la comida lo que nos obligó a recoger los bártulos de forma precipitada. Menos mal que ya habíamos visto un poco el paisaje y que contemplamos la Peña el Vaso pero nos quedamos con ganas de dar un paseo por aquel entorno.
Se vuelve por el mismo camino.
Como nos sobró demasiado tiempo nos acercamos a ver Fuente Sanza (nacimiento del río Arlanza). El lugar estaba precioso.
Fue en ese lugar cuándo descubrimos lo graciosos que son los jovencitos de Quintanar.
Por la mañana nos pararon en mitad del pueblo. Estaban ocupando toda la carretera con huchas y pegatinas pidiendo una ayuda (todavía no sé para qué). No conseguimos que se quitaran hasta que les dimos un dinero, pero mientras tanto nos llenaron el "capot" de pegatinas y no nos dimos cuenta hasta que nos bajamos del coche en Fuente Sanza. Para entonces el calor del motor había hecho que la adherencia fuera total. No quedó más remedio que enfriar la chapa con el agua fría del río y a rascar. ¡ Qué graciosillos los niñatos quintanaros!.
1 comentario:
Hará un año que estuve allí, la pena es que se nos hechó la niebla y fastidió un poco las fotos. Por lo que veo la peña del vaso sigue en pie a pesar de los vientos.
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