• El arte, la gloria, la libertad se marchitan, pero la naturaleza siempre permanece bella. Lord Byron
  • La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia. Sócrates
  • La belleza de las cosas existe en el espíritu del que las contempla. David Hume
  • De las nubes más negras, cae agua limpia y fecunda. Proverbio chino

lunes, 6 de abril de 2009

El Camino del Pescado

(Foto: Camino del Pescado, calzada medieval)
Dos semanas sin ver a mis compañeros de caminatas y me encuentro, a la mitad de ellos, echos un trapo, pero, eso sí, con ganas de salir al campo, sólo que diciendo "Hoy cortita que no estamos para muchos bailes, luego si sobra tiempo nos por vamos por ahí con los coches".
¡¡¡¡ Estaban cansados/as y me llevan al Camino del Pescado !!!. Ellos sabrán, pensé.
Antes de comenzar a bajar la Mazorra un camino de tierra nos lleva hasta la ermita que se divisa desde la carretera. Ahí dejamos el coche. Por cierto, a la izquierda según llegamos hay una surgencia de agua.
Comenzamos el descenso. Yo miraba hacia atrás y pensaba "¿ sabrán que hay que subir por aquí?""ellos sabrán, que lo saben mejor que yo porque conocen el lugar".
Visitamos el pueblo de Almiñé. Nos abrieron la iglesia y pudimos verla. Y una "cansada" dijo "Por aquí hay unos pueblos muy bonitos".
Total, volvimos sobre nuestros pasos hasta el puente que lo cruzamos y tomamos el camino de concentración de la derecha que nos llevó hasta una vaquería dónde, a la derecha, caminamos en dirección a Quintana de Valdivielso para ver su torre del S. XV.
"Pero si Valdenoceda está sólo a un kilómetro..., podemos comer allí".
A mí no me cuadraban las cosas.: 3 Km. de bajada, 3 Km. de subida, subida,¡ pero qué subida!, 2 km. a Quintana, 1 Km, a Valdenoceda, y la vuelta a Almiñé ,¡ vamos, que unos 11 Km!. ¡¡¿¿pero no estaban cansados??!!.
Salimos de vuelta por el camino a la derecha de la iglesia de Valdenoceda en cuyo pórtico comimos.
Pero lo mejor del día estaba por llegar. Comenzamos a subir la calzada medieval a las cinco de la tarde, con un sol de justicia de plano sobre nuestras cabezas y los estómagos llenos. Agoté mis reservas de agua y necesité que me rellenaran la botella. Y ellos/as, ¡ ja!, así acabaron. Hubo que esperarles más de veinte minutos a que llegaran a los coches.
Conclusión, cuántos más años cumplo menos entiendo al ser humano.

2 comentarios:

Una mirada... dijo...

...pero, seguramente, los rezagados ni siquiera tendrían que acudir a los consabidos trucos para, una vez en el lecho, iniciar el sueño reparador.

VALDIVIELSO dijo...

SALUDOS desde la via romana