Al igual que la chavalería comienza el curso en Septiembre, nosotros hemos comenzado nuestras salidas al monte.
Igual igual que ellos, despacito y con buena letra, pocas horas por aquello de que hay que ir acomodando el cuerpo y la mente a la nueva situación.
Ayer yo andaba un poco "espesa". La verdad es que no me gusta demasiado ir de paquete en los viajes pues no me suelo aclarar por dónde vamos. Eso me pasó ayer.
Me dicen que vamos al Valle de Losa. ¿Losa por aquí? dije. Yo despistada todo el trayecto. Me llevan por la N1. En plan aventura, haciendo caso omiso de la señal "carretera cortada", me desvían hacia Santa Gadea. Alli preguntan y por un camino asfaltado estrecho me llevan a Puentelarra. Yo seguía dejándome llevar (a ver qué remedio) y de allí a Berberana para acabar en Llorengoz.
(Ojo, que me aclaré de todo cuándo al final del día pedí me indicaran en el mapa dónde estábamos, de lo contrario...... ni idea).
Pues eso, llegamos a Llorengoz y dejamos el coche. Por la carretera continuámos andando. LLegamos a un paso de ganado y tomamos el camino a la izquierda. Bajamos hasta la ermita. Y claro como era un paseo demasiado sencillo surge la ocurrencia del día : subimos al monte, andando siempre hacía arriba y a la derecha. Contemplamos al fondo el Valle de Losa, continuamos hasta ver a nuestra derecha los farallones del salto del Nervión ( que no el salto del Nervión). Sorteamos a diestro y siniestro plantaciones de pasteles redonditos y albóndigas gigantes. Pasamos junto a miradas penetrantes que no te perdían de vista, y yo pensando: "cómo alguna se mosquee y la cosa se ponga fea no tenemos ni un triste árbol al que subir".Asustamos, sin querer, a preciosos potros alejados de sus madres y conseguimos ver desde la altura y a nuestros pies, pueblos de Alava, que pudieran ser: Lendoño Goitia y Belandia. Digo pudiera al verlos situados en el mapa, pero no porque ayer yo me aclarara demasiado.
Y para acabar el mal día, encima se me olvida la cámara de fotos. Por lo tanto, a falta de imagen relacionada con la ruta, está la que está. Si N. tiene la "delicadeza" de pasarme alguna de las que hizo, ese día actualizaré la entrada. Ya me encargué de repetir varias veces "oye, que me las tienes que pasar". Vamos a ver si han servido para algo mis indirectas tan directas.
Lo mejor del día: la recolección de moras. Deliciosas aunque terminara la tarde con el brazo "ortigado" y es que más de una zarza estaba mezclada con ortigas. Pero mereció la pena. Nada más llegar a casa lo primero que hice fue una tarta de moras, ¡ que hay que recuperar las calorías perdidas!.:D:D:D.
Por lo demás una salida sosa, tonta, aburrida... Sinceramente, no me ha gustado. No la recomiendo a nadie.
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