Con la mente llena de recuerdos me pongo a confeccionar una nueva entrada en mi blog.
Han sido unos cuantos días fuera de casa, cambiando hábitos tanto en comidas como en forma de vida para al final conseguir, como todos los años, el efecto deseado: valorar más lo que aquí dejaba tanto en comodidades materiales como la compañía y el cariño que me ofrecen los míos. También suelo descubir, y no por ello deja de sorprenderme, cómo no hacen falta tantas cosas para poder disfrutar de la vida. Inmersos en la sociedad de consumo nos rodeamos a diario de cosas vanales, fugaces, frías.. .., que realmente sólo nos llenan durante un corto período de tiempo y al final no nos aportan nada, verdaderamente importante, a nuestra vida.
Después de un largo período de ausencia al volver siento como si mi casa tuviera algo especial. Siento verdadero placer al ver sus paredes, al sentir su calidez, su olor, su color. La encuentro más acogedora que cuándo me fui. Pero después de unos minutos y cuándo me fijo bien, pero bien, bien, en ella, se acaba todo el sentimiento romántico que me llenaba hasta ese momento y descubro la realidad: toca fajina, era todo demasiado bonito como para que durara mucho.
Y para evitar que un cambio tan brusco por la vuelta a la monotonía me porduzca un shock emocional irreversible (:D) , he dejado unos días para amoldarme paulatinamente a lo que será mi vida en los próximos once meses.
Han sido unos cuantos días fuera de casa, cambiando hábitos tanto en comidas como en forma de vida para al final conseguir, como todos los años, el efecto deseado: valorar más lo que aquí dejaba tanto en comodidades materiales como la compañía y el cariño que me ofrecen los míos. También suelo descubir, y no por ello deja de sorprenderme, cómo no hacen falta tantas cosas para poder disfrutar de la vida. Inmersos en la sociedad de consumo nos rodeamos a diario de cosas vanales, fugaces, frías.. .., que realmente sólo nos llenan durante un corto período de tiempo y al final no nos aportan nada, verdaderamente importante, a nuestra vida.
Después de un largo período de ausencia al volver siento como si mi casa tuviera algo especial. Siento verdadero placer al ver sus paredes, al sentir su calidez, su olor, su color. La encuentro más acogedora que cuándo me fui. Pero después de unos minutos y cuándo me fijo bien, pero bien, bien, en ella, se acaba todo el sentimiento romántico que me llenaba hasta ese momento y descubro la realidad: toca fajina, era todo demasiado bonito como para que durara mucho.
Y para evitar que un cambio tan brusco por la vuelta a la monotonía me porduzca un shock emocional irreversible (:D) , he dejado unos días para amoldarme paulatinamente a lo que será mi vida en los próximos once meses.
Y durante este periodo cortito de tiempo, y con tranquilidad, prepararé la próxima entrada del blog para contar lo que han sido mis vacaciones y elegir de manera sosegada alguna foto para publicar en mi otro blog.
1 comentario:
¡¡¡Queremos saber!!! ¡¡¡Queremos saber!!!
jajjajaja
Un besazo, pavi.
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