Había mirado el pronóstico del tiempo, pero esta vez no han acertado.
Todo la ruta me la he pasado abriendo y cerrando el paragüas.
Pero ese desasosiego interior se ha visto compensado con lo bello del paisaje.
Pero ese desasosiego interior se ha visto compensado con lo bello del paisaje.
La ruta comienza en Villafranca Montes de Oca, justo detrás de la iglesia. Señalizada en la totalidad de su recorrido, sólo hay que actuar con algo de intuición en un par de tramos, pues las señales o bien las ha quitado algún "simpático" o bien, ese mismo "simpático" o algún "compinche" las ha movido de sitio. Por lo demás sin problemas. Son unos 16 Km., de dificultad media en los que incluyo el paseo por el desfiladero.
Un tramo del recorrido se realiza por el Camino de Santiago. Cruzamos la carretera y bajamos hasta la presa de Alba. Hay que bordearla para volver al punto de partida; o bien por la Ermita de Ntra. Sra. de Oca o bajando directamente a Villafranca. Ya digo, que como está señalizada cada cuál afrontará la ruta como desee.
Los dos puntos "conflictivos" han sido: el primero por perder las señales al adentrarnos en el hayedo de Alba (se sigue el sendero más marcado) y al volver la segunda flecha que indica Villafranca que estaba en dirección contraria, pero uno se fija y ve la carretera a la derecha, por lo tanto sin problemas.
Un buen consejo. Hacer la ruta después de unos días sin llover para que el río no baje con demasiado caudal, pues hay que atravesarlo pisando unas piedras y pueden estar cubiertas y resbaladizas y con ayuda de la corriente pueden hacer que te laves algo más que los pies.
En este caso, los "valientes" lo pasaron por encima de un tronquito, que no tronco, que había caído sobre el río, haciendo auténticos malabares con el riesgo de que se tronchase e ir a la poza.
La "cobarde" lo pasó por las piedras. La fuerza del agua me movía los palos y entre que te colocas, te paras, te resbalas un pelín y te decides a echar el otro pie, pues terminas resbalándote del todo y el pie, que supuestamente, estaba firme acaba en el agua y terminas mojada hasta casi la rodilla.
Cuando sales no queda otra que descalzarte y, literalmente, escurrir los calcetines, las plantillas y, como puedes, la bota ; y seguir (porque en la mochila nunca llevo respuesto y menos en un día como hoy) hasta que llegas al coche.
Ya en la Ermita nos desviamos hacia el desfiladero, que no hay que dejarlo de ver, y así completamos la ruta de este día.
1 comentario:
Te sigo por tus rutas,tanto, que a veces termino cansado......pero feliz, de disfrutar tus relatos. Te envidio ( envidia de la buena, se entiende )
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