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lunes, 14 de abril de 2008

Hoces del Riaza

(Foto: El viaducto)
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Hace unos tres años que recorrí parte de las hoces. Sólo hasta la ermita. Era Agosto y el calor de aquél día, sofocante.
Teníamos intención de ir por el norte de Burgos a contemplar saltos de agua; pero nada más asomarnos a Villatoro cambiamos de planes. Allí mismo decidimos volver atrás y encaminarnos al Riaza. Dentro del grupo estaban M. y P. que no lo conocían y yo sólo en parte, al resto les daba igual repetir.
Llegamos a Montejo de la Vega de la Serrezuela, dejamos el coche y desde el mismo pueblo comenzamos la ruta.
Nuestra primera sorpresa fue ver que habían habilitado un aparcamiento al comienzo del camino. Si lo hubiéramos sabido nos habíamos quitado unos metros de senda, que a la vuelta se suele agradecer.
Y la segunda sorpresa FUE LA MEJOR.
Al llegar al primer puente un guarda nos pide el permiso para entrar en las Hoces. ¿El permiso?, dijimos todos. ¿qué permiso?.
Total, que allí nos quedamos unos mientras que los otros volvieron al pueblo a por EL PERMISO".
Aviso a navegantes, mejor dicho, aviso a pardillos como nosotros y sobre todo a los que hayan estado anteriormente ,que como incautos quieren repetir experiencia: PRIMERO IR, EN MONTEJO, AL CENTRO DE INTERPRETACION Y SACAR EL PERMISO , que por lo visto hay un cupo de 50 personas/día, porque la nº 51 no entra. Las rapaces son capaces de contar, no sé si ojos, pies, cabezas o qué, pero contar, cuentan.
Nota: sin permiso se puede llegar a lo que ellos llaman "campamento", pero no para hacerla completa.
Total, que entre que fueron, charlaron, volvieron, una hora de demora en una ruta de unos 22 kilómetros. ¡ Qué bien!.
Cambiamos el chip, y nos olvidamos del tema.
Me gustó mucho la parte que no conocia.
Por allí pasa el viaducto del ferrocarril Madrid-Aranda-Burgos. (Otro tema espinoso). A mí en la escuela desde pequeñita me enseñaron que el camino más corto era la línea recta. No sé, tengo que volver a repasarme esa lección.
Volviendo a la ruta.
Acaba cuando se llega a la presa del pantano de Linares. Se vuelve por el mismo camino.
A unos dos kilómetros del final comenzó a llover con intensidad y con fuerte viento. Llegamos hechos una sopa.
El viaje de retorno fue muy malo. Desde Aranda hasta casi Lerma tuvimos que circular a no más de 70 Km/hora y con las luces encendidas. Abundante lluvia con ráfagas de viento, que no te dejaban ver ni la carretera, hizo que tardármos más de la cuenta en llegar a casa.

1 comentario:

javi dijo...

Las rapaces no saben contar, lo que pasa es que si se comen mas de 50 personas por día les puede producir indigestión.