Este domingo, sí, hemos hecho la ruta, aunque con el grupo mermado. De dificultad media-alta. Por si alguien se anima a hacerla.
Dejamos el coche en Quecedo, atravesamos el pueblo en dirección al monte y olvidándonos de las marcas del GR, tomamos el camino de la izquierda. Al llegar a una laja, a la derecha, tomamos ese camino que bordea una finca de frutales dejando una granja a la izquierda. Atravesamos una cancela, seguimos rectos desviándonos por un camino a la izquierda. Tenemos que pasar una segunda cancela y a veinte metros a la izquierda comienza la ascensión.
Se trata de llegar hasta la ermita de las Pilas. Tenemos dos opciones: o seguir por la pista o ir acortando el camino con los atajos que encontaremos a derecha o izquierda según la dirección de aquella. Se trata de subir y subir. Digo acortar, porque el desnivel viene a ser similar.Para evitar un ascenso duro hasta la cresta de la Tesla, bordeamos la ermita por la derecha en busca de un paso canadiense, recorremos unos pocos metros y tomamos una especie de camino que nos lleva hasta la alambrada que atravesaremos y desde ahí, siempre a media ladera enfilaremos hacia las piedras. Al llegar a ellas dirigiremos nuestros pasos hacia el acebo (sólo hay uno a nuestra derecha) y terminaremos la ascensión esta vez por las piedras. Sencillo subirlas porque van haciendo una especie de escalones, es cuestión de que cada uno busque la zona que le resulte más cómoda.
Una vez arriba, divisaremos Villarcayo, el valle de Mena y Medina de Pomar.Tomaremos una senda, que por la cara norte y sin ningún tipo de problema, nos llevará hasta la Peña Corba, meta de la caminata de hoy.
Aire racheado y con fuerza, eso encontramos durante todo el ascenso. El miedo por el recuerdo de la mala experiencia vivida tiempo atrás en esta misma sierra, hizo que no me atreviera a dedicar un tiempo a sacar fotos desde este pico, aunque el paisaje lo mereciera.Regresamos por el mismo camino y comimos, en la cornisa, al abrigo de las rocas.
Tranquilamente comenzamos el descenso, esta vez monte a través, nos olvidamos de los atajos y bajamos por la pista.Un camino que se oculta en el bosque, a la izquierda, justo al acabar la pista de piedra, nos adentra en los Cárcavos.
Si uno se encuentra con fuerzas puede permitirse terminar el día adentrándose en este paraje.Es una senda estrecha que más tarde ganará dificultad por lo abrupto del terreno. Hay que salvar grandes piedras que a algunos les resultó muy difíciles porque, claro, los gemelos ya estaban bastante resentidos. Aún así, merece la pena acercarse.
Un día expléndido, unos paisajes formidables y una cara y unas manos quemadas por el sol, son los recuerdos que ha dejado en mi mente y en mi cuerpo esta salida.
2 comentarios:
madre mía! Qué experiencia! Me encantó tu relato. Por las fotos veo que no fue nada fácil. Los felicito por el esfuerzo. Besotes
La subida hasta la ermita es para tomarsela con calma, yo la he hecho y se agradece cuando llegas. Me imagino que no subiran al santo al hombro desde el pueblo.
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