• El arte, la gloria, la libertad se marchitan, pero la naturaleza siempre permanece bella. Lord Byron
  • La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia. Sócrates
  • La belleza de las cosas existe en el espíritu del que las contempla. David Hume
  • De las nubes más negras, cae agua limpia y fecunda. Proverbio chino

martes, 6 de abril de 2010

De Cillaperlata a Cillaperlata

(Foto: Al fondo el Valle de Tobalina)
El sendero de hoy lo podríamos dividir, digamos que, en tres tramos muy diferenciados.
El primero de Cillaperlata a casi el Alto Miradores, de suave, continuada y al final una dura subida.
El segundo hasta una cancela de espino. Todo el camino pisando uma mezcla olorosa compuesta de agua, tierra y pastelitos que una vez bien amasado por las pisadas del vacuno y por el paso de tractores o 4x4 dan como resultado una pista de alunizaje.
El tercero, una senda muy angosta que me da que la utilizan más bien poco porque el boj, el pinar y la maleza van tomando el espacio a la altura de los ojos del caminante. Este tramo acaba en una fuerte pendiente.
Total, aunque viene en la panfleto que existe una laguna en el, que yo califico, segundo tramo del recorrido, no la he visto porque iba demasiado pendiente de ver dónde ponía los pies después de un fallido intento de ir al ¿suelo? ¿ o tal vez ciénaga?; y es que, sinceramente, no me apetece para nada llenarme de ciertos perfumes, además había muchos ojos mirando fijamente a lo largo de ese trayecto con unas cornamentas dignas de toros de lidia a tan sólo 2-3 metros de distancia y no dejaban demasiada cabida a la relajación en el paseo.
Buscamos, sin fruto, lugar apartado para comer y por fin "ahí junto a esas ruinas". Ya, ya, allí, claro, no había cornamentas sueltas ¡ cómo las iba a haber si todo el prado era un pastel ! ¡ vaya festín para el escarabajo pelotero !. Total que tuvimos que comer el bocadillo con un perfume ambiental que yo creo que fue el culpable de que se estropeara el delicioso café con leche que acostumbro a llevar para entrar en calor (léase irónicamente, pero es cierto, hoy se cortó la leche).
Por cierto, ya en el pueblo me dijeron que esa zona suele estar muchas veces así sobre todo si ha habido en días anteriores abundante lluvia; así es que ojo al dato a los andarines, que tengan en cuenta el tiempo de los días anteriores al paseo.
Acabamos la jornada bajando a ver la presa del pueblo. Nos acercamos a Pedrosa de Tobalina a ver el salto de agua y de regreso, en el Cañón de la Horadada, nos paramos para ver las Cuevas de los Portugueses que se encuentran junto a la carretera. En la indicación a Tartales, justo antes de comenzar la subida; están ahí mismo.
Cenobio visigodo o tal vez del alto/medievo; recibe el nombre por haber sido ocupado por portugueses que trabajaron en la obra hidraúlica de Trespaderne.
Y como siempre toca, la información gráfica aquí.

4 comentarios:

ZáLeZ dijo...

Hola Esperanza:
La naturaleza es así...
Con respecto al desfiladero de la Horadada me gustaría que vieras unas entradas de Tierras de Burgos (igual ya las has leido..) porque no tienen desperdicio.

http://tierrasdeburgos.blogspot.com/2010/03/una-tierra-de-leyenda-y-ix-una-teoria.html


Es la última entrada del tema pero hay otras ocho o nueve entradas anteriores más que te aconsejo que las leas porque te van agustar.
Un abrazo,

Esperanza dijo...

No, no había entrado en este blog, pero lo haré en cuanto tenga algún rato.
Gracias por tu comentario.

Una mirada... dijo...

Cillaperlata. Un nombre con reminiscencias itálicas pese a los "efluvios" que, a través de tu descripción, casi percibo (entre otras circunstancias porque es un olor con el que estoy archifamiliarizado).

Qué pena, Esperanza, no haber visto la laguna anunciada, aunque el salto de agua y las cuevas -y hablo exclusivamente por tus fotografías- habrán podido compensar las otras "inconveniencias".

Mis afectos.

Esperanza dijo...

Cuando llevas tanto y tanto tiempo saliendo al campo, al monte o como quieras denominarlo, sabes que hay ciertos "inconvenientes" con los que hay que contar, y siempre, sólo el echo de estar en contacto con la naturaleza compensa esas pequeñas frustracciones; y yo recargo pilas para el resto de la semana.
Un abrazo, Mirada