En Retuerta, a mano derecha, entramos por una de sus calles y al final de ella dejamos el coche.
Tomamos el camino que asciende por las bodegas y, una vez pasadas éstas, en la bifurcación, continuamos por la derecha.
Los planes eran subir al monte para conseguir ver desde lo alto los valles del otro lado de las montañas que rodean el pueblo.
Todo el camino estaba poblado de encinas y sabinas. Pasamos junto a un par de zonas dónde se ve, que en algún momento, hicieron carbón y al dar con un cortafuegos caminamos en línea recta hasta el final de la montaña.
Nos marcamos como objetivo llegar hasta la cumbre que veíamos a lo lejos y que parecía que era el final de la sierra en la que nos encontrábamos, y desde dónde, por la situación, deberíamos ver la Peña S. Carlos.
Caminamos durante más de dos horas, pero desistimos al ver que la distancia era más grande de lo que a simple vista nos había parecido. Porque como es muy natural, ¿qué hay detrás de una montaña?, pues otra montaña y tal vez otra que no divisas desde el lugar en el que te encuentras. Decidimos dejarlo para otra época del año pues oscurece muy pronto y la vuelta conviene hacerla con luz solar cuando estás en el monte.
La altura nos descubrió un hermoso paisaje. Hacia el Este, el pico Mencilla y la sierra de Neila (por cierto con nieve) en el noroeste las Mamblas, a nuestros pies la sierra Gayubar y el monasterio de S. Pedro de Arlanza, al Oeste el pico Valdosa y la Yecla.
Después de reponer fuerzas con un "interesante" bocadillo y un buen vaso de café caliente para recuperarnos del frío que nos acompañó todo el camino, comenzamos el descenso.
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