Poza de la Sal se hizo famosa por ser el pueblo natal de Félix Rodriguez de la Fuente. Pero también posee un castillo medieval, una zona amurallada y unas salinas que, ya, los romanos las explotaban.
Para promocionar el turismo, han preparado un Centro de Interpretación de las Salinas, y ciertos días, realizan excursiones guiadas, para recorrer y conocer, los lavaderos, las salinas, el castillo, el palacio y el centro histórico.
Esta ruta es sencillita, su única dificultad es tan sólo un pequeño ascenso al principio del sendero.
Y es que hoy ha hecho demasiado calor como para ir de monte, por lo que creo que, si esto sigue así, habrá que ir pensando en colgar las botas hasta el otoño; los 26º son demasiados como para que sean buenos compañeros de viaje.
Hemos hecho el recorrido por nuestra cuenta. Hemos pasado por los lavaderos, las heras de las salinas, un primer almacén de sal y, comimos en el segundo.
Subimos al castillo, desde dónde se ven unas fabulosas vistas de la Bureba con Poza a los pies. Subimos al mirador de Santa Engracia y tomamos el camino de descenso que nos lleva al corazón de la población.
Un pequeño recorrido por sus estrechas callejuelas situadas en las faldas de la colina presidida por el castillo, cobijo del pueblo durante los ataques enemigos, y por el palacio.
En el paseo observamos alguna que otra casa señorial blasonada; y las, antaño, casas de plebeyos y artesanos, ahora bien conservadas y restauradas, que recuerdan tiempos de hombres rudos y familias acostumbradas a una vida sobria pero suficiente en aquellos tiempos, que dejaron su impronta en la historia de una población.